Imago Clínica Psicoanalítica

Arquero imago
Clínica y análisis grupal número 51

Tratamiento psicodramático de los sueños. Grete Leutz

Clínica y Análisis Grupal – 1989 – Nº 51 
Vol. 11 (2) Págs. 235 – 441

Resumen

En el contexto de este relato, se observa cómo el psicodrama contacta con fantasías, mitos, ensueños y sueños y qué conclusiones teóricas pueden esbozarse.

Abstract

In this paper, we can observe in which way psychodrama contact with phantasies, myths and dreams. Theorics conclusions are exposed.

Résumé

Dans le contexte de cette exposition, on nous montre comment le psychodrame contact avec des fantaisies, mythes, rêveries et rêves, ainsi que quelles sont les conclusions théoriques que s’y dégagent.

Tratamiento psicodramático de los sueños (1)

Grete Leutz (2)

El tratamiento psicodramático de los sueños, se basa en dos conceptos generales del psicodrama, expresados por J. L. Moreno, su fundador, con las siguientes palabras:

Psicodrama es el método para investigar la verdad del espíritu través de la acción.

Y

El psicodrama intenta ser un puente entre el dualismo fantasía-realidad, restaurando su original unidad (Moreno, 1959:98a; 1964:351).

En el contexto de este relato, es interesante observar cómo el psicodrama contacta con fantasías, mitos, ensueños y sueños y que conclusiones teóricas pueden esbozarse.

El tratamiento psicodramático de los sueños, se apoya en el hecho de asumirlo como resultado de la representación de imágenes en una escena espontánea y el conjunto de secuencias de interacción que hacemos suceder revelando la dinámica subyacente del sueño manifiesto, proporcionando así una mejor comprensión, tanto de los peligros como de las posibilidades creativas en nuestras vidas.

En la teoría, el acercamiento psicodramático a los sueños, nos remite a la estrecha conexión entre interacción y emoción por una parte y emoción e imágenes por otra; es decir, al fenómeno que también encontramos en la base del análisis existencial (Binswanger, 1961:82)y de la conducción de la imaginería afectiva (Leuner, 1980).

 

Ejemplo 1.-

En el tratamiento psicodramático de este sueño, el hall de entrada es representado inmediatamente por un estrado. El protagonista describe al loco como una persona de apariencia descuidada de aproximadamente cuarenta años. Es un alcohólico que, cuando sufre una recaída, pierde su empleo y vivienda, por lo que debe ser admitido en el hospital. El protagonista conoce a este paciente aunque superficialmente. Nunca le ha tratado. Se escoge entonces un miembro del grupo como yo auxiliar para interpretar al loco. Mientras el protagonista va a la cama en el estrado, su soliloquio con todo lo que se le ocurre, reproduce el estado de ánimo anterior al sueño. Cuando está echado, se le pide cerrar los ojos, relajarse y esperar hasta que la imagen de su sueño, emerja describiéndola una vez ordenada.

Acorde con su relato, el actor que interpreta al loco llama a la puerta.Su acción, sin embargo, no se corresponde con la del sueño. Eso irrita al protagonista quién, abandonando su papel, afirma: “No era así”. Entonces, el psicodramatista invierte los roles, haciéndole interpretar a él mismo al loco alcoholizado. En ese papel, el protagonista golpea con fuerza la puerta, llama al timbre mientras se lamenta a viva voz levantando los brazos.

Después de otra inversión de roles, el yo auxiliar interpreta correctamente al loco alcoholizado, mientras el protagonista, dentro de la casa, expresa su asombro diciendo: “Este hombre está loco, no puedo dejarle entrar”. Sin embargo, al no cesar en su intento de entrar en la casa, Martín abre un poco la puerta y pregunta: “¿Qué busca aquí?”

Como el yo auxiliar no puede saber la respuesta del loco en el sueño, se realiza otra inversión de roles. En el papel del loco, Martín dice: “Usted debe acogerme. No tengo donde ir. Es terrible. Por favor, déjeme pasar”. De nuevo en su papel, el protagonista, manteniendo al loco fuera, dice: “Eso es imposible, totalmente imposible. Estoy en la casa de mis padres y no puede pasar”. Sin embargo, poco a poco, apiadándose del paciente, dice:“Buenointentaré ayudarle. Pero debe ser muy silencioso. Nadie ha de saber que está en la casa. Baje la escalera, trataré de esconderle en el cuarto que tiene mi padre para sus hobbys”. Los dos hacen que bajan las escaleras.

La siguiente imagen del sueño, nos muestra a Martín sentado en la mesa con su madre. En inversión de roles, el protagonista refleja cuánto le gusta a su madre, una mujer simple, despreciar a su único hijo. Pero también le expresa su amor en los problemas que conciernen a su profesión. La psiquiatría parece no ser una buena disciplina. Hubiera preferido para su hijo la cirugía o pediatría: «Después de todo, ¿a qué persona normal puede interesarle tratar con enfermos mentales?

Mientras, en nuestro psicodrama, Martín está todavía tomando tomando café con su madre. Tras una breve instrucción dada por el protagonista al yo auxiliar, el loco aparece en la escena. Una rápida serie de inversión de roles, permite la reproducción dramática de estas tres figuras en el sueño. Profundamente sorprendida, la madre pide información sobre el loco. Embarazado, Martín le cuenta que le conoce del hospital que se ha sentido obligado a ayudarle dejándole estar en el cuartito de su padre. Sin embargo, esto no calma a la madre. Insiste en que ningún extraño en general y ningún paciente mental en particular permanecerá en su casa, ordenando a su hijo echar al loco.

La expresión facial y corporal de Martín, revela su conflicto. Contrariando sus propios sentimientos, obedece a su madre y echa al angustiado paciente. El sueño tiene este abrupto final.

 

Continuación de la acción del sueño en psicodrama

Llegados a este punto, el psicodrama provoca la atención del psicodramatista que responde de manera especial. Para poder revelar el auténtico sentido latente del sueño, es necesario mantener al protagonista en un tempo psicodramático aunque haya llegado al final del sueño. Por lo tanto, se le pide inmediatamente continuar su acción. Por supuesto lo hará a través de sus espontáneas asociaciones, es decir, de su inconsciente.

El juego psicodramático continúa conservando el contrato entre el psicodramatista y el protagonista. Este quiere llegar a comprender su sueño por lo que continúa fluidamente su actuación. En cierto modo está azorado, pero arroja al loco de la casa, añadiendo con pena y reproche: “Se lo dije; no deje esa habitación bajo ningún concepto”.

En inversión de roles con el loco, el protagonista, ahora en el papel de este último, es arrojado de la casa de idéntica manera. Titubea desorientado en el estrado. Esta desorientación conforma la situación del loco. Sin embargo es otro el punto en el que el protagonista puede terminar la escena, por tanto, es provechoso utilizar la doble técnica. En este contexto, no se utiliza en beneficio de una mayor profundidad, sino para expresar sensaciones e ideas reprimidas por el protagonista con la intención de llevarle a la acción psicodramática sin distorsionar su experiencia interna. El psicodramatista puede, por ejemplo, seguir el ritmo de marcha del protagonista, verbalizando algo que éste había mencionado previamente: “Ahora vuelvo a estar sin refugio» (doblaje). El protagonista continúa: «Sí, estoy vagando, sigo la calle sencillamente…”

El protagonista y su doble pasean por la habitación bajo el último eco… “Sigo la calle sencillamente…” entonces, sin completar la frase, “Y ahora, yo soy…” a lo que el protagonista añade: “Frente a mi apartamento” El doble pregunta: “¿Debo entrar o no?” El protagonista contesta: “Sí, entro”.

Tras el relato, se le pide que nombre todo lo que vio cuando entraba en el apartamento. Exclama “¡un terrible caos!, Dios sabe que… Todo desordenado. A duras penas pude encontrar dónde poner mi carpeta con todos los historiales médicos en los que tenía que trabajar”.

Esta observación espontánea, indica que el protagonista se traslada del papel del loco, a su propio papel, ha sucedido sin interrupción de la dramatización. La inclinación de Martín a ser locuaz, se desplaza a la figura del loco en el sueño. La actuación continúa en su encarnación del último, conduce al protagonista hacia sí mismo y a la situación que ponía en peligro su propio equilibrio mental.

En el soliloquio, el protagonista continúa la descripción de su piso: “Todo bien, Irene como de costumbre en la cama, con el bebé en su pecho. Obviamente no querría vestirse en todo el día”.

Martín se lamenta. petición del terapeuta, escoge rápidamente a dos miembros del grupo para representar a Irene y el niño. Mientras ellos se tumban en una sábana, el protagonista va ordenando el cuarto a su alrededor. Surge el diálogo entre él y su mujer. Cada mala interpretación de los yo auxiliaresde Irene o el niño, es corregida inmediatamente con una inversión de roles. En el papel de Irene; dice: “¡Llegas tarde! El pequeño Peter me ha tenido ocupada todo el día. No encontré tiempo ni para comer. Ahora el niño está bebiendo”.

Interpretándose a sí mismo, Martín, el protagonista, piensa en voz alta bastante irritado: “¡El pequeño Peter! ¡El pequeño Peter! Por lo menos en este instante está tranquilo”.

En ese momento, su mujer continúa:»Desgraciadamente hoy no podido ir a la ciudad y no tenemos pañales para esta noche. Compra alguno ahora, por favor. “Volviéndose al niño le dice con voz tierna: “Oh, mi querido muñequito, no debes llorar. Mamaíta está contigo y papito va a traer enseguida pañales nuevos. Así nuestro hombrecito estará en perfecto estado.” Ycanturrea una nana.

En inversión de roles con el niño, el  protagonista experimenta ahora el placer de sentirse bien protegido en los brazos de Irene que le golpetea suavemente la cabeza. Denuevo Irene tararea la nana y Martin, conlos ojos cerrados, tiene un aspecto tan feliz como el de un niño bien alimentado. Pensando en alta voz, dice: «¡Oh, qué maravilla. Debería sersiempre así!»

Volviendo a su propio papel, de pie frente ala cama, se queja (¡de forma parecida a la del loco en la puerta de la casa de sus padres!) diciendo con voz amarga: “No hay sitio para mí a su lado”.

El psicodramatista, doblándole rápidamente, añade: “Me siento…” y concluye el protagonista: “…como si fuera su sirviente”.

Paseando enfadado, dando vueltas arriba y abajo, continúa Martín su monólogo: “Vaya, ahora a hacer la comida, luego los pañales, luego despejar esto para tener donde moverse, después admirar al pequeño Peter y consolar a Irene… ¿algo más? ¿Y el trabajo con los historiales que traje de la clínica? Desde luego hoy no puedo hacer nada. Podré realizar algún día mis proyectos profesionales? ¡Y esto que he hecho es un feliz matrimonio! Realmente es para volverse loco.”

El doble repite: “Realmente es para volverse loco…” con lo que Martín añade: “Sí, volverse loco como el paciente de mi sueño”. Este relato, unido a la experiencia del protagonista que muestra la presencia eminente de su sueño en el psicodrama — una auténtica demostración— finaliza la acción. Se disuelve la escena y los yo auxiliares vuelven al grupo. Finaliza entonces la sesión de la forma acostumbrada.

 

Algunos señalamientos sobre los conceptos del tratamiento psicodramático de los sueños

La acción psicodramática dentro del escenario del sueño representado en el estrado, penetra en el sueño manifiesto pudiendo revelar así su significado subyacente.

Como hemos visto en el caso de Martin, las imágenes del sueño reflejan sus respuestas afectivas ante cambios drásticos a) en su estatus sociométrico, es decir, en el núcleo más interno de su átomo social b) en su papel en la interacción familiar cotidiana.

Establecer un orden psicodramático de las imágenes y acciones soñadas y la continuación de la acción en el sueño más allá del fin del manifiesto, hace que el protagonista preste especial atención, por primera vez, al impacto que sus cambios de situaciones vitales ejercen en él. Ahora es capaz de admitir el dolor que conlleva el feliz acontecimiento de la llegada de su primer hijo.

El psicodrama de Martin, ilustra el concepto de Moreno de la interdependencia entre el estatus sociométrico y el estatus del papel. Desde el criterio de la “atención personal”, así como en el del “vivir”, o más bien del “estar juntos”; la primera elección de Irene, es hacia el niño y no hacia el marido. El psicodrama también muestra la influencia que tiene la ejecución adecuada o inadecuada de papeles, no sólo en la interacción, sino también en el bienestar de las gentes comprometidas en ella.

Irene, abrumada por la nueva relación, no puede integrar sus antiguos y nuevos papeles. Así, la mayoría de los que la joven madre descuida, se vierten compensatoriamente en su marido. Ello no significa solamente trabajo adicional, sino que también atañe duramente a su autoestima.

En esta situación, Martin está dominado por dos ansiedades que conscientemente no admite, pero que cobran forma en su sueño inconscientemente: 1- La sensación: “En este caos, sin posibilidad de refugiarme me vuelvo loco” y 2- La idea: “Ya no soy el preferido de Irene, lo que, en cierta medida, me hace despreciable”. Pensando en cómo estos sentimientos se transforman en imágenes en el sueño, podemos concluir:

1.-   La inaceptable sensación “En este caos, sin posibilidad de refugiarme me vuelvo loco” ha sido desplazada a la imagen del paciente loco alcoholizado quien, en sus crisis, pierde casa y trabajo. Para sobreponerse a la ansiedad acompañante, el soñante esconde al loco en el refugio de su padre.

2.-   La igualmente inaceptable sensación de envidia a su primer hijo en brazos de Irene, lleva al soñante directamente a su madre, cuya primera elección sociométrica indudablemente permanece en él para siempre.

En todo caso, dos sentimientos conflictivos están condensados en la imagen de su madre: En el papel de hijo, Martin se siente amado y protegido, mientras que en el de psiquiatra es devaluado por su madre que desprecia esa profesión, a lo que se añade su rechazo a aceptar al loco en su casa. Las dos sensaciones conflictivas despiertan a Martín.

Hemos visto como la continuación psicodramática de la acción del protagonista va más allá del sueño, pero en su contexto, revelaba las circunstancias problemáticas que subyacen tanto al sueño manifiesto comoa los pensamientos oníricos latentes.

El insight del protagonista en la correspondencia entre el sueño manifiesto y las circunstancias vitales, no lo adquiere mediante la interpretación, sino a través de su “evidencia vital”. Por lo tanto me gustaría enfatizar en este contexto la afirmación de Moreno (1959) de que: “La interpretación está en el acto mismo”.

 

Algunas observaciones teóricas

En la base de la descripción del tratamiento psicodramático del sueño, podemos observar que resulta ser la inversa de lo que Freud llamó “el trabajo del sueño”. Según éste:

“Pueden distinguirse dos funciones distintas en la actividad mental durante la construcción del sueño: la producción de los contenidos oníricos y su transformación en el contenido (manifiesto) del sueño. (Laplanche y Pontalis, 1973:125).

Laplanche y Pontalis (1973:125) apuntan que Freud señala en esta segunda operación cuatro mecanismos: condensación, desplazamiento, simbolización en la consideración de la representabilidad y elaboración secundaria. Explican la última como “un ordenar el sueño con el fin de presentarlo bajo un escenario relativamente consistente y comprensible”.

Es justamente en estos dos puntos, especialmente en el fenómeno del escenario proporcionado por el sueño y su representabilidad, donde empieza el tratamiento psicodramático del sueño.

A través de la inversión de roles con las distintas figuras del sueño, el protagonista es capaz de volver a situar lo que el trabajo onírico, en sentido psicoanalítico, había desplazado a varias figuras. También puede entonces desconectar las contradicciones y oposiciones condensadas en una de ellas.

En el personaje de la madre, se condensaban estas dos actitudes opuestas: la satisfacción de su necesidad de protección y cariño y el estricto rechazo a su tendencia a evadirse de su actual situación vital.

No es sorprendente que el psicodrama, gracias a la concreción del sueño manifiesto y debido a la prolongación de su acción más allá del final, consiga con agradable facilidad transformar la realidad intrapsíquica del sueño en la extrapsíquica vida real del soñante. Así, por medio del psicodrama, hemos alcanzado la meta final del tratamiento psicológico profundo de los sueños. Pero también hemos conseguido una sólida base para la continuación de la psicoterapia psicodramática, ya sea en la dirección de descubrir conflictos infantiles ya en el nivel Interpersonal de los problemas actuales con rol playing psicodramático para la modificación de conducta.

 

[1]Traducción: Isabel Sanfeliu.

[2]G. Leutz. Moreno Institut für Psychodrama. D-7770 Überlingen. Bodensee Uhlandstrasse 8 West Germany

2 comentarios

Responder a Ana Ramos Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *